Emaús. Nada que ponerme

Por Virginia Meza, alumna en prácticas de Comunicación de la Universidad de Deusto

El anterior sábado, como casi todos los sábados y todos aquellos días en los que tengo una cita con mis amigas, mi novio, mis compañeros de trabajo, salgo de fiesta o tengo reuniones familiares, abrí mi armario y con mi afán de sentirme guapa pronuncié lo mismo de siempre: no tengo “nada que ponerme”.

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Seguramente esto nos pase sobre todo a las chicas y más de una habremos soltado “no tengo nada que ponerme” teniendo miles de prendas desde abrigos hasta zapatos pero esbozamos siempre la misma frase. Siendo conscientes de ello, ¿por qué seguimos diciendo lo mismo?

Vivimos en una sociedad en la que prima el fast fashion y cuando exponemos que no tenemos “nada que ponernos” en verdad queremos expresar que “tenemos una excusa más para ir de compras”. No lo necesitamos, no. Pero es que “todo lo que me he puesto hasta ahora ya está estrenado”, le confesé a una amiga mía el otro día. A lo cual ésta me contestó: “Bueno vale, vamos, que he visto a muchas chicas con la cazadora mostaza de Zara en Insta e igual me la compro”…

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Nos encontramos en una era de blogueras de moda, Instafamous e influencers, que si ella se ha puesto un look que le ha quedado monísimo, yo querré hacerlo también. Son estas personas quienes garantizan lo que se va a llevar y cómo de la política de moda. De esta manera, abrimos la puerta de nuestras casas, corremos calle abajo (exagerando un poco la cuestión) y nos detenemos a mirar esa pieza tan atractiva que cuelga del escaparate. Entraremos a la tienda e iremos a la caza.  Pero, ¿cómo ha llegado hasta ahí? ¿Quién está detrás de mi prenda?

Sí, son preguntas que muy pocas personas y en muy escasas ocasiones nos hacemos…Pero la realidad es que cada artículo que compramos tiene implicaciones que van más allá de nuestro armario. Cada pieza ha pasado por múltiples procesos de producción que tienen unas implicaciones medioambientales y sociales. Todo esto, antes de que nos las llevemos a casa.

virginia4La industria textil es una de las que más trabajo genera en todo el mundo. En Asia, por ejemplo, da empleo a más de 15 millones de personas que en su mayoría son mujeres. Empleos precarios con sueldos insuficientes y horas extras obligatorias muy pocas veces remuneradas. Las marcas famosas e internacionales del sector textil ganan millones en beneficios todos los años convirtiéndose en exitosas gracias a lo que compramos pero depende de la mano de obra barata de millones de personas trabajadoras, a quienes se les explota y se paga sueldos que están muy por debajo de los salarios dignos. Un salario digno, expuesto en la campaña de “Ropa Limpia” es “aquel que debiera ser suficiente para que  una trabajadora compre comida para sí misma y su familia y pueda costearse, a su vez, la vivienda, atención médica, ropa, transporte y educación además de una pequeña cantidad que debiera quedarle para posibles imprevistos”. Sin embargo, esto en la realidad no se da y es por ello que muchas trabajadoras se ven obligadas a trabajar largas jornadas (hasta 80 horas a la semana) para ganar dinero extra  cuando un salario digno es un derecho humano…

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Entre los derechos humanos se encuentra el de la educación. Un derecho incumplido en muchos países del Sur. En India, se lucha por una ley que proteja a los niños y niñas a que puedan asistir a las escuelas hasta los 14 años en vez de pasarse seis días a la semana en un taller oscuro y polvoriento confeccionando nuestras prendas.

Por otro lado, el consumo de agua y las diferentes técnicas que se emplean para producir nuestros vaqueros. 2 billones de pares de vaqueros son producidos cada año, y los típicos pantalones hacen uso de 7,000 litros de agua para producirse. Entre los tratamientos utilizados se encuentran el lavado a piedra, el tratamiento químico o con láser, desgaste manual mediante papel de lija y la aplicación mecánica o manual de un chorro de arena a presión (sandblasting). Este método consiste en eliminar la pigmentación de color índigo oscuro del tejido y se utiliza desde hace 20 años en muchos países del Sur para que nuestros vaqueros tengan un efecto “desgastado”. Pero desgastados están los trabajadores que se esconden detrás de este método que durante largos turnos de trabajo en salas estrechas y poco higiénicas sin ventilación o equipo de seguridad son expuestos a contraer silicosis. Es una enfermedad pulmonar incurable que puede provocar hasta la muerte.

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En cuanto a las camisetas, se gasta 2,700 litros de agua para realizarse sólo una, lo que equivale a la cantidad de agua que bebe una persona en 900 días. La vida útil de la ropa, los materiales, dónde se elabora…son algunos de los elementos que pueden convertir una simple camiseta en algo que genera un enorme impacto ambiental en toneladas de C02. Asimismo, la gran cantidad de ropa que se produce conlleva una explotación de los recursos naturales, que en su mayoría no se pueden recuperar mediante el reciclaje.

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Cuando empiezas a pensar en esto es cuando te das cuenta que el “nada que ponerte” se ve traducido a “podría considerar el no consumir en exceso” y en vez de tirar a la basura el trabajo 12 horas al día, 6 días a la semana y 38 horas al día de una persona pensar en que eso podría ser reutilizado por otra persona. La moda cambia pero tu estilo no. Mi ropa vieja sigue siendo acorde a mí y la seguiré llevando durante mucho más tiempo porque es parte de lo que soy. No se trata tanto de qué me va a hacerme sentir más guapa sino de que me sienta guapa yo conmigo misma. Tu estilo es lo que hace que te sientas bien. Además, hoy en día gracias a los mercadillos vintage que están llenos de jóvenes fashionistas tratando de conseguir algo cool  hace que esta tarea sea más fácil.

Y si sigues pensando que no tienes “nada que ponerte”, el día 3 de junio vamos a celebrar el Walking indie, primer desfile de moda indie/boho/vintage, en el Ekoshop de Amara (Plaza Centenario 3-4) a partir de las 18:30 con motivo del Día Mundial del Medioambiente. Se trata de un desfile de moda alternativo, diferente, sostenible y solidario que, además de ser un evento relacionado con el sector de la moda, será un lugar de encuentro de personas con sensibilidad medioambiental ligada de manera directa  con la sostenibilidad.

Comprar menos, reutilizar más y darnos una segunda oportunidad.

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https://www.youtube.com/watch?v=01_k3vj4pLk

Si queréis saber más sobre la “moda que incomoda” aquí tenéis la Guía de Consumo de ropa y derechos laborales” realizada por la campaña Ropa Limpia:

http://ropalimpia.org/adjuntos/noticias/materiales/Guia-CRL-castellano.pdf

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