Emaús entiende el consumo como herramienta política de transformación
Contemplar el consumo como una herramienta de transformación supone reconocer en última instancia que las formas de participación de la ciudadanía han cambiado en los último años. Supone, de la misma manera, superar una visión que limita la participación en la acción política a un acto institucionalizado y formal (e.g. las elecciones), y entenderla como algo cotidiano, que se ejerce día a día con nuestros actos de compra. En definitiva, supone concebir el mercado no sólo como un espacio donde se producen intercambios entre oferta y demanda, sino también como un espacio a partir del cual influir en los asuntos públicos.
Los principales teóricos/as del consumo político comparten definir el mismo como el acto de seleccionar (o exlcuir) productos (y productores) teniendo en cuenta criterios éticos, políticos o medioambientales, con el objetivo último de comprometerse en los asuntos púbicos. Así, mientras los primeros casos se trata de un consumo político positivo (buycott), los segundos son agrupados en las prácticas propias del boicot. Además de los actos directamente relacionados con el consumo, dentro del consumo político también se pueden incluir acciones discursivas o valoraciones críticas sobre prácticas corporativas y elección de estilos de vida basadas en valores contrarios a las prácticas que denuncian.
Esto no quiere decir que esta forma de participación sea excluyente con las que ya existen, sino que hay que aproximarse a la misma desde un enfoque de complementariedad o multidimensionalidad aunque es una realidad que el crecimiento cuantitativo y cualitativo del consumo político invita a pensar que el alejamiento con las formas tradicionales de participación es cada vez más evidente.
Entre los factores que han provocado un incremento de las diferentes formas de consumo político, encontramos:
- un desapego con las formas políticas tradicionales, cada vez más alejadas de la ciudadanía y al servicio de otros organismos supranacionales que funcionan al margen de cualquier norma democrática
- La globalización ha supuesto una cercanía con otras sociedades y culturas del planeta que predispone a la sociedad a una “disposición cognitiva que implica una apertura hacia personas, lugares, objetos y experiencias de otras culturas”. Esta actitud puede resumirse como una suerte de cosmopolitanismo, que se encuentra directamente relacionado con el consumo político.
- Los avances tecnológicos en la información y la comunicación han facilitado generar un conocimiento y una sensibilidad que facilitan la generación de una serie de valores “post-materilistas” como pueden ser la preocupación por el mediomabiente, la búsqueda de la igualdad, la inclusión de las minorías o el respeto a los derechos humanos.
En cuanto a las alternativas existentes para ser un sujeto activo, existe un amplio abanico al alcance de tu mano.Desde tiendas de segunda mano, de comercio justo, formas alternativas de intercambio (trueque, bancos del tiempo, monedas sociales, etc.) finanzas éticas, etc.
No olvidemos que lo humano es político y que nuestra forma de relacionarnos y nuestros hábitos de consumo condicionan nuestra capacidad para transformar la sociedad.
Por eso, en los Ekoshops y Ekocenters de Emaús en Asturias (Gijón y Aviles) y en Gipuzkoa (Donsotia, Irun y Arrasate) te ofrecemos verdaderos parlamentos para cambiar la sociedad. Espacios donde puedes encontrar productos recuperados de la economía solidaria, productos de comercio justo y compañeros y compañeras dispuestos a activar tu lado más militante sin que te casi te des cuenta.
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