Economía circular… ¿reinventando la rueda?

Hace unos días alcanzamos un récord histórico de emisiones C02 desde que se tienen datos estadísticos. Hace un par mes consumimos los recursos naturales que teóricamente nos correspondían hasta finales del año 2014. 

No hace falta ser muy lumbreras para darse cuenta de que si mantenemos como dogma el sistema económico que, entre otras, nos ha llevado a estas dos situaciones, caeremos sin remedio por el precipicio sobre el que hoy en día nos asomamos

Una de las alternativas que se empieza a escuchar con más fuerza es la de la economía circular, la cual propone abordar el problema de la sostenibilidad desde la consideración del residuo como un recurso. Frente a la linealidad de la economía que propone un camino recto que va del extraer-fabricar-vender-usar y acaba en el tirar se propone una economía que incluya imperativamente las variables de reciclar y reutilizar. Algo que, dicho sea de paso, poca duda queda en que se encuentre en el mismo ADN de Emaús

economia circularEntonces… ¿qué es lo novedoso respecto a la economía circular? Desde mi punto de vista, lo más novedoso cuando hablamos de este término lo encontramos en apoyo y la aceptación que las altas instancias económicas han mostrado con respecto a la economía circular. Prueba de ello, este comunicado de la Comisión Europea el cual es motivo de esperanza y de alarma a partes iguales. De esperanza porque parece que por fin se han dado cuenta que mantener un sistema que esquilma recursos en un planeta finito no es sostenible y cabe la posibilidad de que por fin se cumpla la normativa en lo tocante a la jerarquía de los residuos.

De alarma porque no olvidemos, que quien dicta las normas en Europa (mal que nos pese), son los mercados y los potentes lobbys del sector privado, y disfrazar a la economía circular bajo el manto de un capitalismo verde no hará más que prolongar la agonía, ya que si bien puede garantizar una mejora en términos medioambientales, nadie dice nada al respecto de alcanzar mejoras en términos de derechos sociales.

tres erresEs por ello, que si queremos hablar de economía circular es necesario encuadrarla dentro de la economía solidaria. Que a las archifamosas 3 R’s (reducir, reutilizar y reciclar) se le tienen que sumar muchas erres más. Repensar, reorganizar, redistribuir, revisar nuestros valores, etc.

Que una economía circular debe ser inclusiva no sólo con sus recursos, sino sobre todo con las personas.

Que es imprescindible una voluntad política férrea para articular todo el entramado que supone un sistema económico circular.

Así, y sólo así es cuando podremos hablar de la Economía Circular en mayúsculas, como una verdadera alternativa. Mientras tanto, nosotros seguiremos siendo circulares instando a que más agentes se sumen a la rueda. ¿os animáis?

 

 

 

 

 

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