Emaús. Cuando llega el cambio
Por Ludi. Participante de #socialBizkaia. Centro de Emaús en Gamiz
Ya es verano, el tercer verano desde que llegue al caserío. Han pasado muchas cosas. Gente que ha venido y se ha quedado, a otros la vida les llegó a su final, y los que se han marchado porque no encontraron aquí su camino, o no les gustó, o simplemente no supieron ver su momento.
Yo soy Ludi. Llegue aquí impulsada por Mariano, mi amor, para darme una oportunidad de dejar una vida de drogadicción inestabilidad emocional, desorden, falta de continuidad, además de una gran falta de amor por mi persona, y muchas carencias más.
Cuando iba camino del caserío por primera vez, vi cabras en un prado y pensé : “Siempre he dicho, cuando me enfadaba, me voy a ir al monte con las cabras” ese es mi sitio y! ¡sorpresa! así ha sido.
Me quedé y me fui, y volví otra vez arrastrada por Mariano y me quedé a pesar de mí, pues no me creía capaz de merecer una oportunidad, pero como Mariano me decía, algo dentro de mí me pedía un cambio radical de mi yo interior.
Fueron pasando los días yendo al taller, a formación, la clase de Marina y para mi sorpresa poco a poco me iba sintiendo a gusto entre toda la gente que estamos aquí, tanto compañero/as, psicóloga, trabajadora social como la directora muy empática.
Aquí convivimos todos/as en el monte en los diferentes caseríos. El de comedor, tiene la cocina, donde comemos y salas para ver la TV. Luego está el de oficinas, talleres, ocio… en este caserío hacemos varias actividades que me hacen sentirme útil y aprender mucho y de todo.
Después, otro caserío de habitaciones y lo mejor de todo “ La casita” donde estoy con dos compañeras más, que tiene un baño y una gran bañera y salón. Fuera tenemos una mesa con sillones todo de mimbre además de un banco blanco de madera. Este es ahora mi hogar. Aquí he ido teniendo mi transformación, mutación hacia una Ludi más satisfecha y feliz.
Siempre desde el principio tuve claro que fácil no iba a ser y pensé, en ocasiones, que imposible. Poco a poco, cambiando costumbres, formas de ver la vida, abrir la mente a formas de procesar los sentimientos, pensamientos, emociones…. Y serena he llegado hasta aquí, al verano y con fuerzas para seguir construyendo mi vida, con la seguridad de que llevo un trozo del trayecto y deseando continuar avanzando, pasando las puertas que se me abren y caminando por los caminos que se me cruzan.
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